A diferencia de Corea del Sur y Japón, el modelo de desarrollo económico observado en Taiwán se caracteriza por una abundancia de pequeñas y medianas empresas (pymes). Muchas de ellas están relacionadas entre sí, y han sido capaces de alcanzar altos niveles de eficiencia debido a su flexibilidad y rápida adaptación. De la misma forma, el sector bancario fue un actor determinante para mantener la estabilidad macroeconómica y motivar la creación de dichas firmas. El papel del Estado fue definitivo para el éxito de dicho modelo, con un sector estatal mucho más visible que en el de los otros estados desarrollistas del Este Asiático. Este artículo aborda las particularidades de este modelo, así como las enseñanzas que puede ofrecer para el caso mexicano.